José Luis Balbo

Fue un fin de semana de glamour, que los hombres con los diamantes en sus cascos supieron sacar el brillo a una carrera opaca, porque fue un mano a mano entre compañeros de equipos, uno que quería escapar y repetir victoria, y el otro que quería conseguir su primera consagración a lo grande.
Fernando Alonso sabía de antemano que su principal “enemigo” sería su propio compañero de equipo y en todo momento trató de poner todo su talento para impedir la primera victoria de Lewis Hamilton. Pero a decir verdad la carrera se sentenció el sábado, porque quien marcara el mejor tiempo en la clasificación sería en definitiva quien ganaría, Lewis encontró tráfico con su mejor juego de neumáticos y el campeón no desaprovechó la oportunidad.
Lejos quedaron el resto, considerando que el tercero, Felipe Massa, fue el único que no perdió una vuelta a manos de los McLaren, llegó en un lejano tercer puesto, resignado al ver la diferencia que le sacaron conservando energía de su motor para la próxima competencia.
En una meritoria cuarta posición, Giancarlo Fisichella llevó a la mejor actuación de la temporada al Renault, dando de esta manera un poco de aire fresco a la gente del rombo tras el mal inicio de temporada, considerando que son el equipo campeón.
Como viene siendo habitual, se encolumnaron los pilotos de BMW Sauber, pero esta vez cambiaron el orden habitual y el polaco Robert Kubica quedó en la quinta posición por delante de su compañero de equipo Nick Heidfeld, quien llegó sexto.
En la séptima posición arribó Alexander Wurz con su Williams Toyota, volviendo a demostrar los autos ingleses que saben usar mucho mejor la mecánica japonesa que sus propios dueños, aguantando la presión que tuvo varias vueltas de Kimi Raikkonen, quien obviamente era mas rápido que el piloto austriaco, pero no pudo encontrar el lugar para poder sorprenderlo, completando así para Kimi un fin de semana para el olvido, desde el mismo sábado que tuvo un error en clasificación, lo que llevó a tener que ir toda la carrera con un auto muy cargado de combustible, usando una estrategia de una sola parada para tratar de recuperar el terreno perdido.
Fue una carrera atípica en Mónaco, donde hubo muy pocos abandonos, en un circuito donde nos tiene acostumbrados a las situaciones mas variadas e inesperadas, donde sus muros guardan la historia misma de la F1.
Ahora en quince días llegará el periplo americano de la categoría, visitando circuitos totalmente opuestos al de este fin de semana, dado que tanto el Gilles Villeneuve de Canadá, como el Indianápolis Motor Speedway de Estados Unidos, premiaran a los motores más potentes para llevarse el triunfo.

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