José Luis Balbo

Ya hace un mes que estoy por Rumania tratando de instalarme e iniciando las actividades de la empresa, para todos quienes preguntan donde ando y que se orienten un poco, estoy en Timisoara, es una ciudad de unos 400.000 habitantes, situada cercana a la frontera con Hungría, mientras que la capital del país se encuentra en el otro extremo.

Como todos los países tienen sus particularidades, a veces con contrastes tan grandes que son difíciles de entender, aunque uno vea la explicación cuesta comprender algunas cosas. Muchas personas trabajan muchas horas, con algunos sueldos poco explicables, por lo que puedo ver hay gente preparada, con buena formación y que seguramente como muchos se tuvieron que saber buscar su ubicación, con lo que adquirieron muchas virtudes, gente que se ha sacrificado porque aquí durante los años pasados no lo han pasado bien seguramente.

Por otro lado existe un nivel de vida muy alto, se ven autos de todos los modelos y colores, incluso he visto varias Ferrari en la ciudad y todas las marcas y modelos que se les ocurra, por eso dependiendo donde uno vaya parecería ser que existen dos países muy diferentes, porque en algunos de los sitios uno parece estar en alguno de cualquier otro país europeo.

Sin embargo, cuando uno sale de la ciudad o de las ciudades importantes, las realidades son bien distintas, porque las ciudades obviamente les falta infraestructura, orden, algunas obras fundamentales, cambiar algunos edificios (de la vieja época), pero al menos tienen los estándares básicos, sin embargo cuando uno agarra la ruta y viaja un poco ve los pueblos que directamente no tienen nada, la única calle asfaltada es la misma ruta y el resto brilla por su ausencia.

Llaman la atención las infraestructuras, la ciudades grandes cuentan con instalaciones que producen agua caliente y alimentan a las viviendas particulares, eso es un servicio que brinda la ciudad, aunque obviamente las cosas nuevas que se construyen ya llevan los métodos que conocemos todos para generar el agua caliente.

Todo esto irá cambiando rápidamente según mi punto de vista, la entrada desde el año pasado en el Comunidad Económica Europea, va a producir un cambio muy profundo en todo el país, que seguramente quien venga hoy, dentro de cuatro o cinco años notará tremendas diferencias.

Ya les seguiré contando más detalles, incluso de cómo fue el viaje en convoy para estas latitudes para instalarnos, debo agradecer a los compañeros de aventura José Juan y al “comendatore” Mariano.

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