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Educación

Dom, Nov 19, 2006

educación

Este término tan “devaluado” por estas épocas que vivimos, tanto aquí como allá donde parece que todo es lo mismo, lo que llamaríamos en Argentina un “cambalache” referido a un tango que hace muchos años reflejaba lo que sucedería (curioso no?), de todos modos esto nos lleva a tratar de hacer algo al respecto, por eso nos hemos embarcado en un proyecto educativo que pretende ser distinto a lo que tenemos hoy en día. Alfonso me hizo llegar un comentario referido a la calidad de la educación, que lo transcribo aquí:

Calidad y educación I

La palabra “calidad” es el término patrimonial procedente del latín qualitas. El correlato culto es la palabra española cualidad. Qualitas es un sustantivo abstracto que procede a su vez del pronombre latino qualis, que es indefinido e interrogativo. Ya desde el latín, por tanto, se deduce la esencia de esta palabra de moda en el mundo empresarial, en general, y en el educativo, en particular. Con calidad y cualidad hablamos, pues, de algo indefinido, relativo, que cuestiona desde una perspectiva particular y busca una imagen objetiva para convencer a los demás de algo positivo.
Calidad es un concepto cultural al que se quiere buscar la objetividad científica y técnica. Desde luego, cuando la calidad es excelente, cuando es sinónimo de excelencia, el acuerdo social es generalizado. Sin embargo, la excelencia es escasa y los que se quieren apuntar a la calidad como producto y servicio son muchos. Para ellos se han inventado las normas ISO 9000 y pico, la denominación de origen, etc., con las que nos quieren convencer de que su sello es garantía de calidad y que ese producto o ese colegio es mejor y por eso debemos comprarlo o llevar a nuestros niños.
Así pues, la calidad, como término positivo envidiable y deseable, está sujeto a numerosas manipulaciones y apropiaciones, especialmente en un campo tan importante como la educación. Así, el neoliberalismo insiste en la eficacia; el socialismo en la equidad, la escuela católica en los valores cristianos, las organizaciones laicas en la ausencia de religiosidad, muchos padres en los resultados académicos y la selectividad, otros en que su niño apruebe sea como sea, muchos alumnos en lo mismo y en que los preparen para ganar pasta, etc., etc.
Sin embargo y a pesar de las demagogias, los estudios sociológicos y pedagógicos pueden llevar a los entendidos a una aproximación bastante aceptable de la calidad en educación. Se puede plantar batalla, pues, a la relatividad y subjetividad de esta apreciada etiqueta. El Dr. Pere Marqués (de la UAB), por ejemplo, concreta en un buen y claro artículo, qué es la calidad en educación. Y podemos hablar de factores de calidad educativa y de variables de calidad de un centro, como nos dice este profesor. Pero, creo yo, no se puede saber qué es esto de la calidad en educación si antes no se sabe qué puñetas es la educación, por qué educamos, para qué educamos, qué enseñamos. Y mis cuestiones pueden parecer obvias y tontas, pero creo que muchos no se han planteado con profundidad y compromiso. Mi reflexión, en realidad, invita a la meditación sobre el ser humano. Enseñamos lo que somos, lo que queremos llegar a ser y lo que fuimos y no fuimos. Y no olvidéis que calidad es un interrogante continuo, desde su origen latino.
Espero que mi humor cínico no moleste a nadie. Al contrario, espero que penséis un poco conmigo. Gracias por pensar.

Alfonso Alcalde-Diosdado Gómez

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